Debo prestar atención a todas sus respuestas en todos sus niveles.
Desde su lenguaje corporal, su manera de situar su vista, sus expresiones faciales y corporales, su forma de expresarse verbalmente al explicarse. Todo en él/ella es una fuente de información que requiere mi atención total para distinguirla y usarla para dar mayor claridad al proceso de mi consultante.
Observar también si hay una respuesta que indique conexión entre él y yo (empatía). Situarme en sus zapatos con objetividad y escucharlo desde los distintos enfoques o percepciones.