El principio de correspondencia sugiere que lo que experimentamos en el exterior refleja lo que hay en nuestro interior.
Así que si tenemos creencias limitantes, eso se reflejará en nuestra realidad: por ello es posible que experimentemos situaciones que confirmen esas creencias. Por ejemplo, si creemos que no somos lo suficientemente buenos en algo, es posible que evitemos oportunidades que podrían llevarnos al éxito.
Al cambiar nuestras creencias internas, podemos transformar nuestra realidad externa. La clave está en reconocer y cuestionar esas creencias limitantes para abrir espacio a nuevas posibilidades.