Estos dos puntos son básicos, pues -en mis palabras- «son los que de alguna forma le van a dar vida a un acto simbólico».
El primer punto son las acciones conscientes que se realizan en él. Éstas van a plasmar en el acto la intención y la emoción de quien lo realiza, (no se hace lo que sea nada más por hacer) porque en realidad es querer decir con acciones conscientes lo que hay dentro de la persona, hay una razón y prpósito de hacer lo que se hace, es el expresar con hechos lo que se está sintiendo y de esa forma transmitir a otros incluso a uno mismo, lo que no se ve, esto es la emoción o emociones que hay detrás de lo que se está haciendo. Y justo con está energía, el segundo punto que es el mover emociones para uno o para otros, se logra de una forma tocar «fibras» que nos hacen reflexionar.
Entonces reflejar en un acto simbólico la intención o propósito a través de acciones conscientes y lograr tocar emociones, es lo que hace que podamos llegar a cambiar, liberar o reencuadrar lo que no nos hace sentir bien, a ver las cosas desde otro ángulo, logrando al final un cambio que nos lleve a mejorar y superar obstáculos.