La Ley de Correspondencia establece que nuestras experiencias externas son un reflejo de nuestro mundo interno, lo que incluye nuestras creencias, pensamientos y emociones y también nos enseña que nuestras creencias limitantes no solo afectan nuestra percepción personal, sino que también influyen en cómo interactuamos con el mundo, al tomar conciencia de estas creencias y trabajar para transformarlas, podemos cambiar nuestra realidad externa y abrirnos a nuevas posibilidades y experiencias positivas.