Es esencial hacer pausas , muchas veces invalidamos el cómo nos sentimos por la inercia de lo que hacemos día a día o simplemente porque no sabemos cómo hacerlo.
En una escala personal, es básico comenzar por reconocer lo que nos molesta, nos frustra, lo que nos da miedo. Una vez reconocida la emoción y la circunstancia que nos lleva ahí, puedo comenzar a buscar por qué se nos mueven emociones,? es decir, empezaría a cuestionarme:
-Qué opino YO de esa situación?, por qué?, qué me hace sentir y dónde (parte de mi cuerpo) lo siento más, es una expectativa?, dónde y cuándo la adquirí?, qué pasaría si no se cumple o no la puedo controlar?, puedo hacer algo al respecto?, qué puedo aprender de esta situación?.
Comenzar a cuestionarnos nos da pausas que nos ayudan a evitar ser reactivos y a ser más empáticos.

Recordar que lo que nosotros no logremos resolver, nuestra biología lo hará y eso desencadenará afecciones tanto mentales como físicas. Si logramos hacer el hábito de reflexionar sobre lo que nos estresa, reduciremos en gran medida el tiempo que nos lleve sanar y por ende los beneficios serían en cascada, menos enfermedades, menos necesidad de usar el sistema hospitalario. Mayor autoconocimiento, mayor calidad de vida.

En una escala global (como sociedad), yo apostaría por reformar la educación actual en todos los niveles y en todos los sectores, ya que nuestro sistema educativo tanto en casa como en la escuela o incluso en el trabajo, no es integral y no nos provee de herramientas esenciales como el «autoconocimiento», yo comparto que es elemental incentivar una educación basada en la reflexión y la aceptación. Comenzar a temprana edad o enseñar a nuestros niños que las emociones son válidas pero que a su vez deben de gestionarse, es vital. Un gobierno que entienda esto, sería un gobierno sano y exitoso.