A lo largo de mi vida, he aprendido y leído muchas cosas pero sobre todo en la edad adulta, cuando he querido ser más consciente de mi actuar y lo que me rodea. Hace mucho tiempo leí que la gran mayoría de los pensamientos que tenemos son negativos. A partir de aprender las leyes de Hamer, me doy cuenta de la gravedad de esos pensamientos. Estoy más consciente de lo que pienso y procuro tener pensamientos bonitos, hablarme bonito, tranquilizarme y repetirme que para todo hay una solución. Es un ejercicio diario y constante pero sé los beneficios que tendré a la larga.

También he cambiado mi percepción con respecto a la medicina tradicional, aún más. Porque desde hace mucho nos tratamos con un médico homeópata que tiene soluciones más naturales. En el botiquín de la casa solo tengo aspirinas y algún jarabe para la tos de los que duermen un poco la garganta para que puedas descansar en la noche. Pero así tuve una tos terrible durante un tiempo que no me la quitaba ninguna medicina, y desapareció cuando entendí el por qué. Ahora veo que las medicinas en mi vida no han estado presentes porque nunca creí haberlas necesitado. Antes creía que no había que tomar medicinas para que la gripa se quitara, sino dejarla fluir. Hoy entiendo que es una fase de reparación y pongo más atención en qué es lo que provocó el conflicto.

Por último, mi percepción de las enfermedades ha cambiado y ahora veo que en lugar de ser algo malo, simplemente son. Son el resultado de una emoción que se puede resolver encontrando el evento, platicándolo, comprenderlo, quitar la obsesión, tomar el control y tomar conciencia.