Para mi fue una experiencia que me enseñó muchas cosas de mi misma y mi forma de pensar y actuar.
Primero postergué mucho realizar el protocolo, ya que siempre he considerado que tengo muy mala puntería y no soy nada buena para los juegos de pelota en los que me considero malísima. Ahí fue donde comenzó la revelación, pues reconocí como yo misma me descalifico, me siento incapaz e insuficiente para realizar ciertas actividades.
Después, cuando realicé la práctica al segundo intento encesté y nuevamente me di cuenta de que yo misma me descalifico, me pongo obstáculos físicos y mentales para realizar ciertas actividades o tomar desiciones.
Me di cuenta que las verdaderas complicaciones y limitaciones no están afuera, ni en lo que sucede sino en mi propia cabeza, en mi manera de pensar, de sentir y de actuar.
Me di cuenta de que tengo muchas ideas limitantes que muchas veces me han impedido hacer cosas que realmente quiero o tomar decisiones importantes. Los límites y los impedimentos me los he impuesto yo misma.
Los problemas y las situaciones complicadas las creo yo misma, pues solo me he limitado a verlos desde un solo lugar y desde un solo punto de vista, cuando hay muchos caminos y posibilidades para resolver un problema o para hacer algo yo misma me he limitado o incapacitado. Además de que me di cuenta de que el calificativo de malo o imposible también me lo he impuesto yo y la realidad me ha demostrado que no es así.
El estrés y mis ideas limitantes no me han permitido disfrutar muchas cosas, hacer las cosas con amor y calma, ni a tomar buenas desiciones. Y si uno se equivoca o no sale bien hay muchas opciones! Tampoco pasa nada! Hay muchas más oportunidades y caminos por delante.