Inicio › Foros › Foro de la materia 09: conflictos de comportamiento ii › COMO LLEGUE A MI VIDA ADULTA
- Este debate tiene 0 respuestas, 1 mensaje y ha sido actualizado por última vez el hace 1 semana, 6 días por
artesanialuzdora@hotmail.com.
-
AutorEntradas
-
a las #179153
artesanialuzdora@hotmail.com
ParticipanteCómo llegué a mi vida adulta?
Por Luz Dora Marulanda.
Hija de María de los Ángeles Osorio y Bernardo Marulanda, dos campesinos paisas del Quindío, personas de arranque, luchadoras y con gran corazón. Soy la cuarta hija de ocho hermanos por parte de mamá y papá, y la sexta por parte de papá.
Mi infancia estuvo marcada por carencias económicas, pero también por el acompañamiento constante de mi madre, una mujer valiente y amorosa. Mi padre, aunque presente, estaba muchas veces ausente debido a su trabajo como guardián: 24 horas con nosotros y 24 horas fuera. Fui una niña bien recibida, aunque llegué muy pronto, y mamá tuvo que criar a la par a dos bebés, lo cual implicó muchas exigencias para ella… y también para mí, desde muy temprano.
Crecí con una mezcla profunda de gratitud y heridas emocionales: el miedo, la duda, la desvalorización, el rechazo y la inseguridad fueron compañeros silenciosos de mi camino. Muy pronto desarrollé el deseo casi inconsciente de ser la más juiciosa, la más servicial, la más cumplida… todo para no ser rechazada, para que las personas no se fueran de mi lado. Aprendí a poner las necesidades de los demás por encima de las mías, creyendo que así ganaría amor y aceptación.
En la época del colegio me sentía fuera de lugar, como si no encajara del todo. En el bachillerato tuve más libertad y me permití disfrutar un poco más. Luego, en la universidad, estudié una carrera no tanto por vocación sino como un acto de amor hacia mi madre, como diciéndole: “yo por ti, mamá”. Me esforcé en sacar buenas notas, pero muchas veces solo repetía contenidos de memoria, sin sentir que me estaba formando desde el ser.Hoy, a mis 56 años, agradezco cada paso del camino: cada duda, cada caída, cada intento por agradar, cada sonrisa escondida detrás del miedo. La vida me sostuvo, incluso cuando yo sentía que me desmoronaba. Hoy reconozco que soy sostenida por un Creador que me ama, y me llena de sentido saber que todo lo vivido me ha traído hasta aquí.
Me siento viva, agradecida, más consciente y llena de amor por el prójimo. Doy gracias al Instituto por ayudarme a abrir la mente y el corazón, y a mi grupo, que ha sido un espejo amable y revelador. Mi gratitud profunda también para la profesora Fabiola, una mujer sabia, cercana y amorosa, cuya metodología me permitió comprenderme, resignificar mi historia y aplicar ese aprendizaje con más amor a la vida.
-
AutorEntradas
- Debes estar registrado para responder a este debate.