Pensando en qué órgano refleja más mis emociones, siempre vuelvo al sistema digestivo.
Para mí, el estómago y los intestinos son como un espejo de mi vida emocional. Creo que esto es así porque, en Biodescodificación, los problemas digestivos nos hablan de cómo procesamos y asimilamos lo que vivimos. No solo digerimos la comida, sino también las noticias, los problemas y las emociones que «nos tragamos». Si algo nos cuesta aceptarlo o nos genera un nudo en el estómago, el cuerpo lo refleja de forma inmediata.
La razón detrás de esto es que nuestro cuerpo siempre busca una solución biológica a un conflicto emocional. Si una situación me resulta «indigerible» y no sé cómo resolverla, mi cuerpo podría reaccionar intentando «expulsarla» rápidamente. Por eso, para mí, este sistema me enseña a soltar lo que ya no me sirve. Es como una lección biológica de mi cuerpo para aprender a dejar ir.