Hammer me parece un genio.
Ha sido una gran fortuna poderme echar un clavado a los descubrimientos que nos ha compartido sobre la mal llamada enfermedad.
Entender un síntoma como un programa de adaptación que está teniendo mi cuerpo ante un conflicto que no puedo resolver de forma lógica me hace ver con otros ojos primero que nada a la magnificencia integral de mi cuerpo fisíco, no solo es esa máquina perfecta que me mantiene viva desde todo aquello que podemos tocar y ver como es el agua, la comida… o el ejercicio que puedo realizar y por tanto constatar desde mis sentidos.
Sino que además esta máquina perfecta no solo es razón y cerebro es también emoción y espíritu.
La percepción de mi cuerpo se ha vuelto mi espacio seguro, mi hogar, mi sabiduría; el templo que busco cuidar y escuchar … comienzo a entender que el conocimiento ya existe en mi, comienzo a habitar mi yo soy Dios (no como ego descolocado) si no con la conciencia de Dios; la conciencia de que yo puedo sanarme o volverme una bola de caos que active programas de adaptación por no permitirme esa adaptación desde el autonoconocimiento más profundo de mi existencia.
Mi percepción sobre la medicina también cambia, ella y todo el sistema farmacéutico cambia; y entiendo que son un complemento a mi bienestar pero no son el Dios que se sienten ser subestimando a esa perfección natural de la existencia misma.
Mi percepción sobre los microorganismos, virus, bacterias, hongos han dejado de ser esa cosa horrible que me hace daño… ahora entiendo que son mis aliados y que tienen una razón de ser perfecta ante todo un ecosistema y un Dispositivo Bio natural que le dan sentido a la existencia.
La percepción sobre mí misma se aligera, vuelve la conciencia del uno en función del todo, mi poder interior se enciende y se reconoce con cada ley dándole sentido a todo el amor de la vida misma.

Atte: Ingrid Águila