Mi mayor apego hoy
A mis 56 años, reconozco que mi mayor apego es la dependencia emocional hacia las personas significativas en mi vida, especialmente parejas y amigos. Cuando se alejan, experimento un profundo dolor, soledad y tristeza. Me doy cuenta de que entrego demasiado, con muchas expectativas, y al no recibir lo que espero, sufro intensamente.
Hoy comprendo que en el fondo de este apego hay una herida más antigua: la ausencia emocional de mi padre. Aunque estuvo presente físicamente, no estuvo emocionalmente, y en cada pareja he buscado inconscientemente llenar ese vacío.
Este reconocimiento me impulsa a sanar desde dentro, a dejar de buscar afuera lo que solo puedo darme yo misma: amor, cuidado y presencia.
Hoy elijo soltar el dolor de lo que no fue, para abrazarme con amor y convertirme en la presencia que siempre necesité.