Definitivamente sí, y no nada más en cuanto a las emociones se refiere, sino también respecto a la personalidad de cada individuo. Porque a partir de que se aprende a leer los rostros (propio y de otros) se abre una nueva percepción de lo que en ese momento está viviendo la persona. Teniendo este conocimiento, podemos entendernos y entender a otros, ahora los rostros nos hablan más allá de las palabras. Somos ahora más receptivos a lo que las personas no expresamos verbalmente, y eso nos lleva a ser más empaticos, algo que los consultantes van (o ya están) apreciando por parte de sus terapeutas de Bio. Con este conocimiento definitivamente se puede acompañar mejor a una persona en consulta.