Las heridas de la infancia pueden marcar profundamente la manera en que nos relacionamos con nostalgia mismos y con los demás en cada etapa de nuestra vida, estas heridas provienen de experiencias dolorosas que vivimos en etapas tempranas, como la falta de afecto, el abandono emocional, o situaciones de abusos. Aunque en su momento no siempre somos conscientes de si impacto, estas experiencias pueden influir en nuestra manera de vivir y de ver nuestra realidad. Lo importante entonces es entender que estas heridas no determinan quienes somos, sino que nos ofrecen una oportunidad para sanar y para crecer.