Al llegar a los 10 años de edad se presentan muchas preguntas y los niños están empezando el proceso de la pubertad y muchos cambios tantos mentales como físicos. Si a esta edad ellos fueran a aprender de las leyes universales ellos estarían llenos de más preguntas y pensamientos bastantes confusos.
Siento yo que la mejor manera de poder aprender y aplicar estas leyes seria después de haber cometido nuestros propios errores y haber pasado por muchas lecciones que el universo nos presenta. Cuando tenemos 10 años todavía tenemos un grado de inocencia que nos esforzamos por mantener. Inyectar las leyes universales en una mente tan joven e impresionable puede darles lo opuesto a una ventaja en la vida: puede hacerles pensar demasiado en sus acciones e impedirles aprender las lecciones importantes que marcan la mayor diferencia en sus vidas.
Estas leyes tienen más sentido cuando nosotros, como humanos, hemos vivido más tiempo en este plano y hemos experimentado más. Cometemos errores, corremos riesgos, respondemos a nuestros impulsos y estas leyes nos ayudan a aprender y entender porque las cosas suceden como lo hacen.
Enseñar las leyes universales a un niño/a de 10 años seria como mandarlos al colegio con absolutamente todas las respuestas, no tiene sentido porque nunca aprenderá por sí mismo.