El ejercicio de la pelota de papel me hizo darme cuenta de la poderosa influencia del simbolismo en el inconsciente. Nuestro inconsciente no procesa el lenguaje de la misma manera que nuestra mente consciente; en su lugar, comprende a través de símbolos.Cuando escribí mis tres pasos concretos y me concentré en mi objetivo, la pelota se convirtió en una representación de aquello que anhelo alcanzar. El simple acto de atinarle al bote de basura simbolizó la capacidad de lograrlo. Lo más impactante para mí fue la oportunidad de aprender de cada «falla». Si no acertaba, tenía la posibilidad de intentar algo diferente para alcanzar mi meta. También fue revelador el darme cuenta de que no debía juzgarme por un intento fallido; simplemente «no entró». Al lograr que la pelota llegara al bote (lo cual, para mí, sucedió en el segundo intento) sentí una esperanza profunda y una confirmación interna de que es posible alcanzar lo que tanto he deseado.
CiCi Rubalcava, G37