Las adicciones se relacionan con heridas emocionales y familiares profundas, con conflictos emocionales que la persona no ha podido procesar de manera saludable.
Algunas de las heridas que influyen son:
CONFLICTOS NO RESUELTOS: la adicción es un mecanismo de escape para evitar emociones intensas como el miedo, inseguridad, soledad y la falta de autoestima, entre otras.
CARENCIAS AFECTIVAS: la falta de amor, afecto, validación, reconocimiento y apoyo emocional en la infancia pueden generar vacíos emocionales que llevan a la persona a buscar una compensación en sustancias o comportamientos adictivos.
LEALTADES FAMILIARES INCONSCIENTES Y/O CONFLICTOS TRANSGENERACIONALES: algunas personas repiten patrones de adicción que están presentes en la familia como una forma de pertenencia o fidelidad familiar. al igual que conflictos que están en el árbol mucho antes que la persona naciera.
TRAUMAS INFANTILES: padres ausentes, exigentes, abusivos o sobreprotectores pueden generar vacíos que se intentan llenar a través de las adicciones.
DESEO DE EVASIÓN: la incapacidad de afrontar responsabilidades o la vida misma, pueden llevar a buscar refugio en las adicciones.