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Elizabeth Delgado.
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a las #181670
Elizabeth Delgado
ParticipanteHeridas emocionales familiares que pueden estar detrás de una adicción
Una adicción no siempre es el problema principal, sino una respuesta emocional a un sufrimiento profundo. Muchas personas con adicciones están, en realidad, intentando calmar un dolor antiguo, muchas veces nacido en el entorno familiar. Estas son algunas de las heridas más comunes:
1. Falta de amor incondicional
Cuando el amor en la infancia fue condicionado al rendimiento, la obediencia o el comportamiento “adecuado”, el niño crece sintiendo que no es suficiente tal como es. La adicción puede surgir como una forma de escapar de esa sensación de vacío y carencia de afecto genuino.
2. No sentirse visto ni escuchado
Haber crecido en un hogar donde no se validaban las emociones o no se permitía expresarlas genera una sensación de invisibilidad. Las drogas, el alcohol, la comida o incluso el trabajo excesivo se convierten en una forma de anestesiar la frustración o de llamar la atención de forma indirecta.
3. Heridas intergeneracionales
A veces las adicciones se heredan, no solo biológicamente, sino emocionalmente. Padres que no sanaron sus propios traumas pueden repetir patrones con sus hijos, perpetuando ciclos de dolor, abandono y desconexión.
4. Responsabilidades invertidas
Cuando un niño debe cuidar emocionalmente a sus padres (rol de “niño parentalizado”), pierde su infancia. Al llegar a la adultez, busca en la adicción una forma de recuperar el control, evadirse o rebelarse contra esa carga injusta.
5. Ambientes familiares disfuncionales
Violencia, silencios, secretos, favoritismos o adicciones previas en la familia generan un entorno inseguro. El cuerpo y la mente aprenden a sobrevivir, y la adicción aparece como un intento de autorregulación emocional.
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En resumen
La adicción no es debilidad ni falta de voluntad. Es muchas veces una señal de que algo dentro duele profundamente y no ha sido escuchado. Sanar esas heridas implica mirar atrás con compasión, reconocer lo vivido y atreverse a romper el ciclo.
La adicción muchas veces es solo la punta del iceberg. Detrás puede haber una historia de dolor no resuelto, donde la familia —consciente o inconscientemente— desempeña un papel clave. Trabajar en esas heridas, a través de terapia y un entorno seguro, es fundamental para una recuperación profunda y duradera.
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