Que ese acto simbólico sea realizado con el lenguaje del propio inconsciente, o sea atendiendo a sus leyes, a través de imágenes y símbolos, siendo atemporal (partiendo de que para el subconsciente no existe ni pasado ni futuro, todo se mueve el el presente); actuando con inocencia (porque para el subconsiente no existe ni bueno ni malo); enfocándonos en que para el inconsciente, todos somos uno (el otro representa el reflejo de nosotros mismos) y atendiendo además que el subconsciente no distingue lo real ni lo imaginario.