Una de las redes neuronales de mi infancia que pude reconocer es el abuso ya que desde pequeña me enseñaron que las personas buenas siempre ponen la otra mejilla y deben de ayudar a los demás por encima de uno mismo. En su momento me ayudo porque al ser la niña buena (la que permitía todo) tenía el reconocimiento de mi papá y como yo quería ser vista por él pues permití humillaciones lo cual me creo una baja autoestima e inseguridad, ahora que soy adulta me doy cuenta de que una buena persona no es la que permite agresiones sino la que hace lo que le gusta sin agredir a la gente que está a su alrededor ya que al poner límites te pueden tachar de mala persona pero no lo eres y debes tener esa conciencia para no sentirte mal y no permitir abusos (de autoridad, físicos, emocionales, etc.).