Nuestra primer enseñanza de cómo ser mujer y madre y cómo ser hombre y padre lo vemos en casa. Lo aprendemos sin cuestionar, aceptando que así son los roles para todo el mundo.
En mi caso aprendí que una mujer cuando se convierte en madre, deja de ser mujer, pasa a dedicar su vida entera a sus hijos, a su cuidado, atención, educación, todo depende de ella; mientas que el padre, sigue siendo hombre, sale con sus amigos, no está en casa, se divierte, como padre no lleva la responsabilidad en la educación y el cuidado de los hijos, es el proveedor de la casa, el que trabaja. Sin duda todo lo que vemos de niños nos condiciona a cómo vamos a ser y actuar de adultos en nuestros propios roles.
Cómo mujer e hija, siempre me causó mucha frustración ver el desequilibrio en estos roles, al ver a mi madre siempre preocupada por sus hijos y ver a mi padre haciendo libremente su vida.
Sin duda, como adultos, debemos hacer una reflexión y una Introspección acerca de qué tanto nos ha afectado conciente y sobre todo inconscientemente seguir estos patrones aprendidos en la infancia, para poderlos sanar y corregir en nosotros, incluso para identificar los problemas de salud que esto nos ha acarreado.