Si conociéramos las Leyes Universales a los 10 años, podríamos hacernos concientes de toda energía que movemos con nuestros pensamientos, nos veríamos con más amor a nosotros mismos y estaríamos vibrando en alta vibración, entendiendo que los procesos por los que pasamos son aprendizajes que nuestra alma necesita para tener una evolución y no quedarse en su zona de confort. cuando se es niño nuestra energía es cambiante y estos nos ayudaría a ir entendiendo desde esa edad, que guardar odios o rencores le hacen daño a nuestra propia energía, a

nuestro cuerpo a nuestra conexión con la divinidad, que también vive y se alberga en nuestro ser. Nuestros padres tendrían herramientas para no conectarnos con miedos, carencias familiares y nuestras acciones serían más concientes en nuestra vida adulta. Cada persona y nosotros mismos somos arquitectos de nuestros pensamientos y manifestaciones, aprendiendo las leyes. desde niños entenderíamos que en el universo existe un padre y una

madre dadora que nos brinda todo lo que nos merecemos, es ahí donde

entenderíamos que el universo es rico e ilimitado para todos.

Respetaríamos la naturaleza y sus elementales que viven en nuestro interior, el agua en nuestras emociones pero también nos ayuda a desarrollar la creatividad, la tierra en lo que creamos a nivel material, el aire nuestros pensamientos y el fuego nuestro impulso para alcanzar nuestras metas, cada uno de ellos despierta también emociones y seriamos concientes de como dirigirlas. Ellas son energía y se mueven como nos movemos nosotros. Vibran con nuestro sonido de la voz, del baile, del silencio, Veríamos a los otros con más bondad y entenderíamos que todos somos un mundo aparte y que cada cual decide vibrar en la energía que su corazón y su alma esté preparada.

Y por último no nos quedaríamos en memorias del pasado, sanariamos nuestro árbol familiar, nuestra niña interior sería más feliz o seríamos concientes de sus memorias de dolor, sanar a nuestros padres para poder eliminar memorias de dolor. Seriamos felices sin tanta victimización.