El órgano que más refleja mis emociones actuales es el estómago, porque noto que cuando estoy bajo estrés o preocupación se me hacen más evidentes las molestias digestivas. Siento que mi cuerpo procesa las tensiones directamente ahí.
Además, también noto que mis manos reflejan mucho lo que vivo, ya que a veces me duelen o se tensan, lo que relaciono con la manera en que intento “aferrarme” o “soltar” situaciones en la vida diaria.
Por último, la caída del cabello también es un reflejo de mis emociones, ya que siento que cuando atravieso momentos de angustia o presión, mi cuerpo lo manifiesta de esta forma, como una señal de desgaste.
En conjunto, estos síntomas me hacen pensar que el cuerpo es un espejo de lo que sentimos, y aprender a escucharlo puede ayudarme a reconocer y trabajar mejor mis emociones.

En una persona con osteoporosis, lo que le pasa al hueso es que se va volviendo más débil y poroso, como si se hiciera más liviano por dentro. Es como cuando una esponja está seca y se rompe fácilmente. El hueso pierde fuerza porque ya no se regenera bien, entonces cualquier golpe o caída, incluso algo leve, puede causar una fractura. No se nota al principio, pero con el tiempo puede afectar mucho la postura, causar dolor y hacer que la persona esté más propensa a lesiones.

¿Cómo cambia mi percepción de la enfermedad al conocer las leyes de Hamer?

Conocer las leyes biológicas de Hamer me hizo ver la enfermedad de otra manera, más allá del miedo o del “me enfermé porque sí”. Antes, pensaba que enfermarse era algo malo, como si el cuerpo fallara o estuviera en contra de mí. Pero al entender que la enfermedad puede ser una respuesta biológica a un conflicto emocional no resuelto, cambia todo.
Es como si el cuerpo hablara a través de los síntomas, tratando de resolver algo que mi mente no ha podido procesar. Ya no veo a la enfermedad como una enemiga, sino como un mensaje, como una oportunidad de mirar hacia adentro y ver qué está pasando emocionalmente.
Por ejemplo, si me duele el estómago constantemente, en vez de correr al remedio, ahora me pregunto: “¿Qué no estoy digiriendo en mi vida?”, “¿Qué me está costando aceptar?”. Y eso es muy liberador, porque me devuelve el poder personal. No me quedo esperando que alguien externo me “cure”, sino que busco sanar desde la raíz.

Sería una gran ayuda para afrontar la vida de diferente forma pero también considero que uno tiene que empezar hablar desde pequeños de que se tratan los temas de conección amor propio y saber que todos es energía, mi hija tiene 6 años y yo le voy explicando de a poquito todo .