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paolaedith68@gmail.com
ParticipanteCreo que mi tipo de apego es ansioso-ambivalente porque en mis relaciones cercanas experimento una mezcla de necesidad de conexión y miedo al rechazo o abandono. Me afecta mucho cuando siento distancia emocional con las personas que quiero, y a veces me cuesta expresar mis necesidades por temor a incomodar o alejar a los demás.
Por ejemplo, cuando tuve una conversación incómoda con mi novio, terminé sintiéndome culpable y preocupada por haberlo alejado, aunque en realidad solo estaba expresando algo que me hacía sentir insegura. También, cuando descubrí una infidelidad, en lugar de alejarme de inmediato, quise construir acuerdos para mantener la relación, lo que refleja mi necesidad de seguridad y estabilidad en mis vínculos, afortunadamente salió bien, pero claro, cuesta todavía retomar del todo la confianza.
Además, he notado que en ciertas situaciones, como con mis padres y mi educación, me ha costado exigir lo que necesito, aunque en el fondo me frustre no obtener respuestas claras. Esto puede estar relacionado con un patrón en el que, a lo largo de mi vida, he sentido que hay aspectos importantes que no dependen completamente de mí, como mi regreso a la universidad, lo que ha reforzado la sensación de incertidumbre y falta de control.
Creo que este apego pudo surgir en mi infancia y adolescencia por la manera en que aprendí a relacionarme con el afecto y la estabilidad emocional. Tal vez crecí en un entorno donde el apoyo o la presencia emocional no siempre fueron consistentes; es decir, a veces me sentía segura y cuidada, pero en otros momentos podía haber incertidumbre. Esto pudo hacer que desarrollara la necesidad de buscar reafirmación constante en mis relaciones y temer que, si expreso demasiado lo que me molesta o lo que necesito, puedo alejar a los demás.
a las en respuesta a: Que emociones identificamos en el ejercicio practico y como nos sentimos G39 #168882paolaedith68@gmail.com
ParticipanteEl ejercicio me ayudó a identificar una emoción con la que he lidiado desde hace mucho tiempo: la frustración. Siempre he sentido que estoy en una lucha constante por alcanzar lo que quiero, pero hay barreras externas que se interponen y, con el tiempo, eso ha generado en mí un profundo sentimiento de impotencia y agotamiento. Durante el ejercicio, me di cuenta de que esta frustración en realidad engloba otras emociones, como el enojo y la tristeza, porque detrás de ella hay una sensación de injusticia y pérdida de control.
Me di cuenta de que muchas veces he sentido que mi destino no está en mis manos, como no pude regresar a la universidad que amaba por razones fuera de mi control. He cargado con esta sensación de estar atrapada, de querer avanzar pero no poder, lo que me ha llevado a somatizar mi estrés en mi salud. También, durante el ejercicio, comprendí que está frustración tiene raíces en mi infancia y en mi historia familiar. Crecí con la idea de que debía esperar, de que las cosas dependían de otros y que mi esfuerzo no siempre garantizaba resultados.
Cuando ordené mis emociones de la más presente a la menos accesible, el miedo apareció como la segunda. No el miedo superficial, sino ese temor profundo a que el tiempo pase y no logre todo lo que quiero. A veces me siento en una carrera contra el reloj y, cuando no avanzo como quisiera, me inunda la desesperanza. Me di cuenta de que esto también impacta mi forma de relacionarme con los demás. En ocasiones, me cuesta confiar en que las personas estarán para mí, porque en el fondo he sentido que, en momentos clave, he tenido que sostenerme sola.
Después vino la tristeza. Es una emoción que a veces trato de evitar, pero está ahí cuando pienso en todo lo que no ha salido como esperaba o en las oportunidades que he sentido que se me han escapado. Aún así reconozco que el amor es una parte importante en mi vida. Me esfuerzo por construir relaciones significativas, aunque a veces temo abrirme completamente y depender emocionalmente de alguien más.
Por último, puse la alegría. No porque no la sienta o no la experimente, sino porque me doy poco permiso para disfrutar sin sentir presión por lo que “debería” estar logrando. Muchas veces he sentido que antes de permitirme sentirme bien, debo haber “merecido” ese bienestar.
El ejercicio me dejó claro que necesito trabajar en soltar el control sobre aquello que no depende de mí y, al mismo tiempo, empoderarme para tomar acción en lo que sí puedo cambiar. También, en aprender a darme permiso para sentir y no minimizar lo que me pasa. Me comprometo a ser más compasiva conmigo misma y permitirme avanzar sin juzgarme tanto.
Agradezco la oportunidad de haber hecho este ejercicio porque me permitió ver con más claridad cosas que tal vez ya intuía, pero no quería enfrentar.
paolaedith68@gmail.com
ParticipanteHe dejado atrás mas de lo que me gustaría admitir. He sacrificado sueños, tiempo y partes de mi identidad para encajar, para mantener la armonía en mis relaciones y para no sentirme fuera de lugar. A veces, he sentido que me alejaba de lo que realmente quiero por miedo a perder a las personas que quiero o quedarme atrás en la vida.
He postergado mis propios planes, como regresar a la universidad, por circunstancias que no dependen completamente de mí, y he cargado con la frustración y la incertidumbre en silencio. En mis relaciones, he callado inseguridades o minimizado mis emociones para evitar conflictos, y aunque sé que mis sentimientos son válidos, a veces me cuesta priorizarme.
Sin embargo, también sé que no todo está perdido. Estoy en un proceso de querer cambiar, de recuperar lo que he dejado atrás, de redescubrirme, deconstruirme, de construir relaciones y proyectos que reflejen más quién soy realmente. Poco a poco estoy aprendiendo que pertenecer no debería significar dejarme de lado.
paolaedith68@gmail.com
ParticipanteDesde hace algunos años, he vivido una situación que ha moldeado profundamente mi red neuronal: el no poder regresar a la universidad debido a problemas financieros familiares. Esto ha generado en mi sistema nervioso una constante sensación de incertidumbre y estrés, ya que mis sueños de desarrollo académico y personal se vieron pausados de manera abrupta. Al principio, mi red neuronal parecía programada para reaccionar automáticamente con frustración, ansiedad y hasta cierto aislamiento, pues sentía que no tenía control sobre mi futuro.
Esta situación también impactó mi salud física, desencadenando cistitis intersticial crónica, una condición que refleja cómo las emociones no procesadas se manifiestan en el cuerpo. Mi sistema nervioso simpático permanecía en un estado de alerta constante, como si estuviera en una lucha perpetua para encontrar soluciones que no llegaban.
Sin embargo, recientemente, comencé a hacerme consciente de este patrón inconsciente y decidí transformar mi forma de reaccionar. Aprendí a expresar mis emociones y tengo la disposición de enfrentar conversaciones difíciles, como aquellas con mis padres para buscar claridad y soluciones sobre mi futuro académico, lo cual aún me cuesta mucho trabajo, aún tengo mucho que trabajar para poder dominar eso, pero la práctica me ha estado ayudando a desarrollar una red neuronal más adaptativa, relacionada con resiliencia y la autogestión emocional.
Ventajas:
Forataleza emocional: He aprendido a identificar mis emociones y a trabajar con ellas en lugar de ignorarlas, lo que me ha permitido tomar decisiones más conscientes.Iniciativa y creatividad: Al buscar soluciones fuera de lo convencional, como emprender un negocio con unos amigos, desarrolle una mentalidad más proactiva y emprendedora.
Cuidado personal: Mis problemas de salud me impulsaron a buscar formas de cuidar mi cuerpo y mi mente de manera integral.
Desventajas:
Estrés crónico: A pesar de los avances, mi cuerpo sigue mostrando señales de tensiones acumuladas, lo que me recuerda que aún hay mucho trabajo por hacer.Autocrítica: Muchas veces siento que podría haber hecho más, lo que puede dificultar mis logros actuales.
Dificultad para confiar: Las experiencias de incertidumbre y falta de control ha creado una barrera para delegar o pedir ayuda, algo que estoy aprendiendo a superar.
En resumen, esta experiencia moldeó una red neuronal que inicialmente trabajaba desde la lucha y la resistencia, pero que ahora busca crecer desde la conciencia, el autocuidado y la búsqueda de soluciones.
paolaedith68@gmail.com
ParticipanteDesde hace algunos años, he vivido una situación que ha moldeado profundamente mi red neuronal: el no poder regresar a la universidad debido a problemas financieros familiares. Esto ha generado en mi sistema nervioso una constante sensación de incertidumbre y estrés, ya mis sueños de desarrollo económico y personal se vieron pausados de manera abrupta. Al principio, mi red neuronal parecía programada para reaccionar automáticamente con frustración, ansiedad y hasta cierto aislamiento, pues sentía que no tenía control sobre mi futuro.
Esta situación también impactó mi salud física, desencadenando cistitis intersticial crónica, una condición que refleja cómo las emociones no procesadas se manifiestan en el cuerpo. Mi sistema nervioso simpático permanecía en un estado de alerta constante, como si estuviera en una lucha perpetua para encontrar soluciones que no llegaban.
Sin embargo, recientemente, comencé a hacerme consciente de este patrón inconsciente y decidí transformar mi forma de reaccionar. Aprendí a expresar mis emociones y tengo la disposición de enfrentar conversaciones difíciles, como aquellas con mis padres para buscar claridad y soluciones sobre mi futuro académico, lo cual aún me cuesta mucho trabajo, aún tengo mucho que trabajar para poder dominar eso, pero la práctica me ha estado ayudando a desarrollar una red neuronal más adaptativa, relacionada con resiliencia y la autogestión emocional.
Ventajas:
– Forataleza emocional: He aprendido a identificar mis emociones y a trabajar con ellas en lugar de ignorarlas, lo que me ha permitido tomar decisiones más conscientes.– Iniciativa y creatividad: Al buscar soluciones fuera de lo convencional, como emprender un negocio con unos amigos, desarrolle una mentalidad más proactiva y emprendedora.
– Cuidado personal: Mis problemas de salud me impulsaron a buscar formas de cuidar mi cuerpo y mi mente de manera integral.
Desventajas:
– Estrés crónico: A pesar de los avances, mi cuerpo sigue mostrando señales de tensiones acumuladas, lo que me recuerda que aún hay mucho trabajo por hacer.– Autocrítica: Muchas veces siento que podría haber hecho más, lo que puede dificultar mis logros actuales.
– Dificultad para confiar: Las experiencias de incertidumbre y falta de control ha creado una barrera para delegar o pedir ayuda, algo que estoy aprendiendo a superar.
En resumen, esta experiencia moldeó una red neuronal que inicialmente trabajaba desde la lucha y la resistencia, pero que ahora busca crecer desde la conciencia, el autocuidado y la búsqueda de soluciones.
a las en respuesta a: G39 xq el colageno es el suplemento alimenticio ante desgaste de articulaciones #159389paolaedith68@gmail.com
ParticipantePorque el colágeno es un componente esencial de las estructuras que forman articulaciones como el cartílago, los tendones y ligamentos. El cartílago, en particular, está compuesto en gran parte por un tipo de colágeno que le proporciona resistencia y elasticidad, permitiendo que las articulaciones soporten el peso y el movimiento sin desgastarse fácilmente.
Cuando el cartílago se deteriora, como ocurre en condiciones como la artrosis, su capacidad para amortiguar y proteger los extremos de los huesos disminuye, causando dolor y limitación en el movimiento. Aunque el cuerpo produce colágeno de manera natural, esta producción disminuye con la edad o por ciertos factores como lesiones, sobrepeso o enfermedades.
Los suplementos de colágeno buscan estimular al cuerpo a regenerar las fibras dañadas, fortalecer los tejidos articulares y reducir la inflamación. Además, los aminoácidos que se liberan al digerir el colágeno son reutilizados por el organismo para reconstruir las zonas afectadas.
Por eso, el colágeno no solo se relaciona con las articulaciones desgastadas, sino que también es considerado una herramienta clave para mantener la funcionalidad y calidad de vida en personas con problemas articulares.
paolaedith68@gmail.com
ParticipantePara vivir en plenitud utilizando la información de la Cuarta y Quinta Ley de Hamer, podemos enfocar nuestra vida en tres pilares: comprensión biológica, gestión emocional, y conexión con el cuerpo.
1. Comprensión Biológica: Conocer cómo los microbios y el cerebro interactúan para restablecer el equilibrio corporal cambia la percepción de la enfermedad. Al entender que los síntomas pueden ser señales de un proceso de sanación o adaptación, es posible disminuir el miedo y enfocarse en apoyar el proceso de recuperación de manera consciente, sin verlo como un fallo sino como una respuesta natural del cuerpo.
2. Gestión Emocional y Conflictos: La biodesprogramación nos enseña que los conflictos emocionales y los pensamientos influyen en la salud. Identificar, comprender y liberar los conflictos puede reducir el impacto negativo en el cuerpo. Esto implica un trabajo de autoconocimiento, aprender a manejar el estrés, buscar soluciones para los conflictos y adoptar una actitud de autocompasión.
3. Conexión y Escucha Activa del Cuerpo: Al adoptar una actitud de escucha hacia el cuerpo y sus señales, podemos tomar decisiones más alineadas con nuestra salud física y mental. Esto significa practicar hábitos de vida saludables, darle prioridad al descanso y cuidar la alimentación y el movimiento, comprendiendo que estos factores también influyen en el proceso de recuperación.
En conjunto, este conocimiento permite afrontar los desafíos y enfermedades con una perspectiva de aprendizaje y adaptación, promoviendo un estado de bienestar que surge de la aceptación, la comprensión y el autocuidado. Vivir en plenitud no implica evitar los problemas, sino aprender a abordarlos de una forma consciente y constructiva.
paolaedith68@gmail.com
ParticipanteSi la Medicina Germánica fuera validada y adoptada masivamente, uno de los principales riesgos para la medicina oficial sería el cuestionamiento de su enfoque tradicional basado en diagnósticos y tratamientos estandarizados. El enfoque de la medicina Germánica, que se centra en la autocomprensión y en cómo las emociones y percepciones influyen en la salud, podría desviar la atención del tratamiento farmacológico hacia una prevención más holistica y emocional. Para el sistema de salud convencional, que depende en gran parte de la industria farmacéutica y de tratamientos físicos, esto significaría una menor demanda de medicamentos, lo que afectaría tanto la economía de los laboratorios como la relación médico-paciente.
Además la validación de este medicina implicaría que las personas empezarán a tomar un rol más activo en su propia salud, disminuyendo su dependencia de los sistemas sanitarios tradicionales. Aunque la NMG podría complementarse con la tradicional (opción que personalmente considero más factible) no sería conveniente para las grandes potencias que se benefician del modelo actual.
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