Llegué a la vida adulta sin entender que tenía muchas cosas por sanar, solo vivía el día a día dejando todo a la suerte, me tocó hacerme responsable de muy pequeña y mis días estaban tan ocupados que no me daba un tiempo para pensar porque pasaban las cosas… solo intentaba ser diferente, no quería ser como mis padres yo quería hacerlo bien, quería ser una buena madre poder formar la familia que no tuve y que hubiera necesitado.
Llegué culpando a mis padres por la crianza llena de carencias que me dieron.
Pero un día cuando me vi reflejada, cuando vi que de cierto modo lo hacía distinto pero a la vez igual que ellos comenzó mi camino de grandes cambios reales.
Entendí que soy el resultado de todas estas carencias, en donde no hay culpables y que para sanar tenía que trabajarlas… y aquí estoy entregada en este camino de sanación y aprendizaje.